viernes, 27 de diciembre de 2013

Novela: Los años de peregrinación del chico sin color, de Haruki Murakami

Otra vez Murakami

Después de Sputnik mi amor, Kafka en la orilla y Tokyo Blues, me pareció que Murakami empezaba a desvariar demasiado, y le dejé. Ahora vuelvo a  él. Una buena manera de empezar a registrar impresiones en este blog, cuyo propósito es fijar en negro sobre blanco  lo que veo y leo, más que nada para que no se me olvide, como tantas cosas que desaparecen de mi mente.
Como aquel padre que salía de un museo de arte abstracto diciendo "esto lo pinta mi peque", te lees la última novela de Murakami con la sensación de que aquello tiene valor a pesar de su aparente sencillez.
El libro cuenta la historia de un chico al que sus cuatro mejores amigos deciden dejar de ver, sin explicación alguna. Este rechazo le produce un hundimiento emocional, cercano al suicidio, del que resurge tras varios años, para empezar un proceso de renovación. A través de la búsqueda de la razón por la que sus amigos le expulsaron de su grupo, Tsukuru va construyéndose a sí mismo, de la mano de Sara, una mujer por la que, por fin, siente algo que podría tener relevancia en su vida. La historia está contada con una escasez de medios literarios que a veces resulta exasperante. Hay díálogos completamente vacíos y multitud de datos sin valor (leo al azar "le entregaron la carta de los postres y Sara la examinó detenidamente. Poco después la posó sobre la mesa"), todo ello combinado con narraciones dentro de la narración que a ratos consiguen transmitir un simbolismo atrayente y con momentos sueltos en los que descubres con alivio la brillantez que buscabas en alguien como Haruki Murakami.