domingo, 27 de abril de 2014

Novela: La buena reputación, de Ignacio Martínez de Pisón


Seix  Barral
633 pags.
Una historia muy bien contada
Los valores de esta novela se reconocen poco a poco, en especial cuando superas las primeras impresiones, en las que te enfrentas a 600 páginas cuyo tema y estilo no auguran grandes sorpresas. El libro cuenta la historia de tres generaciones de una familia, desde los años cincuenta hasta bien entrados los ochenta del siglo XX, en el antiguo protectorado de Marruecos,  Málaga y Zaragoza.  Es una historia muy bien contada, con una técnica clásica, honrada, sin artificios ni pretensiones. La vida de los personajes fluye con sus claroscuros y sus ambigüedades, con sus tiempos de quietud y sus turbulencias, con sus conflictos abiertos y sus heridas ocultas, como fluye la vida de cualquier familia a lo largo de los años, sin que en la mayoría de los casos sea legítimo que llegue un narrador a hacer justicia. No lo hace el narrador de Martínez de Pisón, que nos presenta a gente que vive como puede y que en la mayoría de los casos no elige; gente que es feliz solo a ratos y libre casi nunca, gente torpe con la vida, como somos torpes todos en el fondo; gente a quien el azar zarandea aquí y allá, para bien y para mal; personajes de los que surgen la maldad, el perdón, la mediocridad, la melancolía o el heroísmo sin estridencias ni grandes efectos. Sin ser un texto deslumbrante ni innovador, es esta una bonita novela que ahonda lentamente en sus personajes, magníficamente documentada, trabajada con rigor y buen gusto, que va profundizando en los sentimientos y anhelos que unen y desunen a las familias y que describe a la perfección el cambio de la sociedad española en más de treinta años y la peripecia de los judíos del norte de África al caer el Protectorado. Es de esas novelas en las que vas tomando cariño al autor por proporcionarte la compañía de personajes de carne y hueso, por ser concienzudo y profesional y, en definitiva, por haber hecho un buen trabajo.

viernes, 25 de abril de 2014

Cine: Tren nocturno a Lisboa




Bajarse del tren

Título original: Night train to Lisbon
Duración: 110 minutos
Director: Bille August
Guión: Ulrich Herrmann, Greg Latter (Novela: Pascal Mercier)
Un profesor suizo salva del suicidio a una desconocida que desaparece, dejando tras sí un libro en portugués. Fascinado por el texto, el profesor abandona impulsivamente su trabajo y se sube a un tren para Lisboa, en busca del autor. El principio es muy atractivo, pero enseguida me bajo del tren y empiezo mi viaje paralelo, en el cual registro todo cuanto de no convincente tiene la película. Ninguna de las tramas que aborda me acaba de interesar del todo: ni el misterio de la suicida me intriga demasiado, ni el triángulo amoroso me emociona, ni la historia de amistad y enemistad en la resistencia contra la dictadura de Salazar me engancha, ni acabo de comprender el hilo filosófico basado en las reflexiones del autor portugués, ni me parece que el conflicto entre la vida rutinaria de un profesor suizo y su capacidad de reilusionarse acabe de encajar bien con todo lo demás. El enorme atractivo de Jeremy Irons y la buena interpretación del resto de los actores hacen que la película se pueda ver.

domingo, 20 de abril de 2014

Novela: Un viaje a la India, de Gonçalo Tavares


Seix Barral
416 pags.

Un libro extraordinario
Compro este libro por la prometedora crítica que publica en El Cultural Ascensión Rivas. Me atrae Bloom, un hombre que viaja a la India en busca “de la sabiduría o el amor de una mujer”. Su historia se nos narra en versos agrupados en diez cantos, como ocurre en Os Lusiadas,  la epopeya renacentista de Luis de Camoes. “Si sobre el Odiseo homérico se creó el Ulises latino que Joyce transformó en un epítome del hombre moderno, Tavares continúa el ciclo casi cien años después con un protagonista –Bloom- que ha perdido el nombre para significar que representa a todos los hombres”, dice Rivas. Al leer esto pienso que hay que comprar ese libro, a pesar de no haber leído a Homero ni apenas a Joyce, o tal vez por eso.

En las primeras páginas te parece estar escuchando al coro de un teatro griego. Una voz solemne y rítmica presenta al personaje y su circunstancia, al tiempo que habla con él, le anima y le previene con una especie de cariño distante y profesoral, gracias al cual se nos va perfilando Bloom, ese hombre herido por varios crímenes trágicos que busca la verdad, primero en la vieja Europa –Londres, París, Viena- y después en la India. Esa voz que suena a coro se va turnando luego con la del propio Bloom en su reflexión, y con la de los personajes que encuentra en su viaje, que son muy contados amigos y poderosos enemigos. Los primeros se muestran como aliados de nuestro héroe cuyo auxilio al final resulta insuficiente; de los segundos obtiene Bloom maltratos físicos, robos, engaños y, lo que es peor, la demostración de que no existe un lugar en el mundo donde pueda encontrar la sabiduría ni el amor de una mujer, y la evaporación de la utopía cuando comprueba que en Oriente también la avaricia corrompe al hombre que más se las da de sabio.

Hay estrofas incomprensibles, otras en las que la acción nos tiene en vilo y muchas en las que un humor sutil y desdeñoso nos provoca una sonrisa. En todas puede uno dejarse llevar por la excepcional belleza del texto. Tavares, a veces de la mano de Bloom, otras guiado por él y en ocasiones guiándole, observa la naturaleza y su relación con el hombre y sus obras: la cultura, la literatura, el lenguaje, la política, las instituciones, la tecnología, el arte. El texto observa y sentencia y avanza, mientras nos muestra el viaje de Bloom hacia la desilusión y el tedio. En el fondo se trata de una tragedia primaria, sencilla de contar. La complejidad del texto tiene la medida de la complejidad de las grandes preguntas de la vida, que son las que se hace el héroe de Tavares, un héroe que no tiene nombre porque, como se ha dicho, representa a todos los hombres.

domingo, 6 de abril de 2014

Ensayo: Por qué necesitas un coach, de Juan Carlos Cubeiro




Alienta Editorial
210 pags. 
Preguntas poderosas
Como buen coach, Juan Carlos Cubeiro responde a la pregunta del título con más preguntas, a las cuales, eso sí, va dando respuesta a través de fórmulas diversas, que dan al libro una gran agilidad y mucha miga. El argumento de una película, la experiencia de alguien ejemplar, extractos de libros, referencias históricas, reflexiones  y vivencias propias se van sucediendo para ilustrar las distintas cuestiones con las que nos reta el autor. Las dos primeras nos remiten a las bases del coaching ontológico: “¿De qué pasta estás hecho?” y “¿En qué te quieres convertir?”  A partir de ahí empiezan a abrirse ideas, propuestas, más interrogantes, datos, opiniones, citas, imágenes, música e historias. En el libro se nos invita a un chequeo de nuestra capacidad de ser optimistas, comunicar adecuadamente, merecer confianza, generar y mantener ilusión, contar con redes de apoyo y construír felicidad. Las páginas finales, sobre “una persona integral e íntegra” cierran un libro en el que los argumentos a favor de “poner un coach en tu vida” tienen mucho menos peso que las ideas para obtener crecimiento personal, que se cuentan de forma atractiva, bien documentada y con buen ritmo.  En cada nuevo tema se van abriendo puertas a autores y propuestas, y a ejemplos brindados por personas que se asoman aquí desde el cine o desde la vida. Me ha interesado especialmente el capítulo de la confianza, en el que repasamos a los Covey (padre e hijo) y desembocamos en algo que he encontrado rompedor por lo ambicioso: la ternura como “la prueba definitiva de que una relación está basada en la confianza”. A continuación, el maravilloso ejemplo de generación de confianza del Mandela de Invictus y el caso de Ana María Llopis, a mi juicio el más interesante del libro. Por último, como en cada capítulo, el autor da cuenta de cómo un coach puede ayudar a su coachee a incrementar su confianza a todos los niveles. La misma fórmula de diversidad de contenidos se aplica en cada capítulo y es sin duda una de las grandes virtudes del libro, que se lee de un tirón. Por último, se proporciona bibliografía y videografía de la que apetece muchísimo tirar.

viernes, 4 de abril de 2014

Novela: El corazón de las tinieblas, de Joseph Conrad

Alianza Editorial. 184 pags.
Oscuridad
Preguntaban el otro día en El Cultural si existe una “alta” y una “baja” literatura y se me ocurre pensar si habrá también una literatura placentera y otra no, independientemente de su altitud. Si la respuesta es que sí, como creo, entre los libros no placenteros situaría sin duda esta novela de Conrad, en la que se describe el viaje de Marlow  por el río Congo para relevar a Kurtz, representante de una compañía dedicada a la explotación de la selva. En su magnífico prólogo Araceli García Ríos dice que el tema que preocupa a Conrad es la soledad humana. Creo que también lo es el mal. En la mirada de Marlow –que es la mirada de Conrad- hay una indagación moral constante que nos lleva de la mano a contemplar lo que es, al final de la vida de Kurtz, el resumen de cuanto ha encontrado en África: “el horror, el horror”. Conrad  nos muestra el horror –el mal- no solo en lo que el hombre hace a la naturaleza –la explotación colonial, la mezquindad de los peregrinos- sino en la manera en que la naturaleza, o más bien lo incomprensible de la naturaleza, deshace al hombre. La selva es en estas páginas un personaje más, con poderes propios para arrancar al ser humano de una existencia con sentido hasta hundir su alma en la oscuridad más total;  un ente que despliega violencia  y provoca miedo, vértigo y desolación; un animal que habita en las tinieblas, ante el cual el hombre siempre está solo y perdido.  Sus habitantes son apenas un apéndice de su cuerpo  monstruoso –adjetivo muy presente en la descripción-, salvajes cuya violencia es solo parte del “negro e incomprensible frenesí” que acecha en cada orilla del río. “Kurtz simboliza la fusión de las tinieblas de la selva con la oscuridad interior del ser humano”, dice García Ríos. El viaje de Marlow es el viaje, espléndidamente descrito, hacia esa oscuridad. No es un viaje grato.

miércoles, 2 de abril de 2014

Cine: El Gran Hotel Budapest



Un mundo aparte
Título original: The Grand  Budapest Hotel
Duración: 99 minutos
Director: Wes Anderson
Guión: Wes Anderson y Hugo Guinness 
Actores: Ralph Fiennes, Adrien Brodey, F. Murray Abraham, Jude Law, Willem Dafoe 
Resulta deslumbrante la manera en la que Anderson nos cuenta las aventuras de Monsieur Gustave, el conserje de un establecimiento situado en un país imaginario de la Europa del este, que en los años 30 aún conserva el empaque de la belle époque. Monsieur Gustave no es un simple conserje; es un hombre encantador, superficial, rubio y necesitado,  que adora a sus clientes, en especial si son ancianas, y que protagoniza una historia de ladrones, asesinos y herencias disputadas por malignos parientes en compañía de Zero, el botones y su protegido. Nada de esta trama nos importa demasiado y lo que nos tiene enganchados a cada minuto de la película es la forma en que se despliega la acción, que recuerda a un comic de aventuras de factura clásica, hilado con una música estupenda. A cada momento aparece una más perfecta simetría para contarnos lo que ocurre en pasillos de hotel, funiculares, ventanas, tiovivos, trenes, palacios, conventos, salones, cárceles o pastelerías; Sea lo que vemos presos que huyen o novios que se miran, la pantalla nos entrega las ilustraciones perfectas de un cuento lleno de sorpresas. Anderson ha dicho que quería recordar el mundo de Stefan Zweig. A mí me ha recordado el maravilloso mundo de la Trilogía de Deptford, de Robertson Davies (gracias,Ignacio). También he leído que se trata de una gran historia de amistad y melancolía. La verdad es que creo que la forma puede con el fondo, y que lo que queda es un cuento de aventuras con un deje romántico, resuelto de una forma espectacular. Lo cual es mucho.