Seis personajes enamorados y más de una guerra
Turner Noema
543 pags.
Amanda
Vaill ha hecho un magnífico trabajo de investigación y escritura en este
apasionante libro en el que retrata la peripecia de seis personas que vivieron
la guerra civil española a través del periodismo: Ernest Hemingway y su amante,
la periodista Martha Gellhorn; los fotógrafos Frank Capa y Gerda Taro y el
español Arturo Barea y su mujer, Ilsa Kulcsar.
Vaill
va al fondo de la transformación que representó la guerra para cada uno de
ellos, y su retrato resulta convincente en cada detalle de los hechos
históricos en los que se vieron envueltos, pero también en el dibujo que hace de
su personalidad, de las relaciones
que los unen y de su vivencia
ideológica, profesional y vital durante aquellos años.
Si
tras la lectura reciente de “Las armas y las letras” de Trapiello tenemos
fresco al Hemingway frívolo y atrabiliario, ahora descubrimos a un personaje
envidioso y dogmático, violento y egocéntrico. Ernest mantiene un idilio
extramatrimonial con Martha Gellhorn, que empieza siendo una especie de chica bien decidida a hacer turismo bélico antifascista en España,
para ir creciendo hasta convertirse en una periodista de peso, dueña de un
prestigio profesional que acaba por complicarle la vida en su relación con el
celoso de Hemingway. Martha le escribe cotilleos a su amiga Eleanor Roosevelt y
va a la peluquería envuelta en pieles
mientras su novio se da una vuelta por el frente, pero también arriesga la
vida, viaja incesantemente allá donde está la acción, tiene magníficas fuentes
y funciona con criterio propio. Al contrario que su novio, cae bien al lector.
La
pareja Frank Capa y Gerda Taro tejen en las páginas de Vaill su preciosa y
trágica historia de amor y pasan de ser dos paupérrimos fotógrafos semi
apátridas a convertirse en personajes reconocidos mundialmente por sus retratos
del drama español, que es contemplado como presagio y ensayo de la tragedia
europea que se está gestando. Impresiona y conmueve su compromiso con su
profesión y con sus ideas políticas, su energía, su valor y el amor que los
une. De su mano recorremos los frentes de Córdoba, Toledo, Brunete, Málaga, el
Jarama, Vizcaya y Teruel y la guerra en las ciudades de Madrid, Valencia y
Barcelona. Vaill despliega una documentación magnífica, que supera con creces
el título de su libro, y la acción –que se detiene en los dramas humanos con
los que se cruzan, en los movimientos de los ejércitos y en las intrigas
políticas de quienes manejan la guerra- nos lleva no solo a los escenarios
críticos españoles, sino a Nueva York, París, Cayo Hueso o Moscú.
La
historia de Barea, divulgada a través de su obra autobiográfica “La forja de un
rebelde”, es más conocida que la del amor de su vida, Ilsa Kulcsar, escritora,
traductora y editora. Al retratar a ambos es de reseñar hasta qué punto una
escritora norteamericana como Vaill logra empatizar con el lector español, que
necesariamente se ve más conectado emocionalmente con la amargura de Barea, ese
chico sin estudios que se entrega en cuerpo y alma a la República y que recibe
de ella maltrato y persecución por no plegarse a la ortodoxia del estalinismo, al
tiempo que ve cómo la guerra que está destruyendo su país atrae a su bando a
jóvenes románticos de países democráticos, cuyos dirigentes, en cambio, miran
para otro lado. Es tal vez su historia la más triste, porque la guerra destroza
los nervios de Barea y porque el refugio que encuentra en Ilsa, que empieza
siendo su colaboradora en la oficina de censura que el gobierno instala en el
edificio de Telefónica de Gran Vía, no le impide vivir atormentado por las
náuseas, la decepción y el miedo.
Vaill
ha introducido la palabra “verdad” en el título porque buena parte del
propósito del libro es desbrozar lo que había de auténtico en el trabajo de
estas seis personas durante los años de la guerra, entendiendo por auténtico lo
que se correspondía con la realidad que vivían, más allá de la propaganda que
se veían obligados a defender (caso de Barea en su puesto de censor de la
República) o de las tentaciones manipuladoras o simplemente esteticistas en las
que caían en ocasiones para lograr más impacto en el apoyo a su bando (algunas
de las fotos de Capa y Taro y parte de las crónicas triunfalistas de
Hemingway).
Por
su parte, Vaill quiere demostrar su propio compromiso con la verdad y no ahorra
trapos sucios en las intrigas, brutalidad, engaño y estupidez que se daba en
las filas comunistas, donde se manejaban los hilos de la propaganda y cuyos
dirigentes eran los interlocutores habituales de sus seis personajes. Hay
multitud de secundarios llenos de interés y de sub tramas que dan ganas de
seguir, como la de Constancia de la Mora, un personaje interesantísimo que aparece aquí relacionado con la tortura y
asesinato del desviacionista Andreu Nin,
o la de la rivalidad entre John Dos Passos y Hemingway, por poner solo dos
ejemplos.
En
definitiva, la obra de Amanda Vaill es un gran libro, que, a pesar de sus 480
páginas de narración con apretada letra, deja con ganas de más.