domingo, 31 de mayo de 2015

Cine. Mandarinas




Lección de liderazgo


Título original: Mandariinid (Tangerines)
Duración: 83 minutos
Director: Zaza Urushadze
Guión: Zaza Urushadze




En los años 90 se produce una guerra en el Cáucaso que enfrenta a parte de la población de Abkhazia con Georgia. Ivo y Margus  son los únicos que permanecen allí de una colonia de estonios que ha vuelto a su tierra. Están en plena recolección de mandarinas. Ivo fabrica las cajas, y Margus, que vive en la casa de al lado, está siempre subido a un árbol tijera en mano. Ambos esperan que entre una y otra escaramuza unos cuantos hombres tengan tiempo para ayudarles a cosechar. Lo que les importa son las mandarinas.

Un enfrentamiento que se produce frente a casa de Ivo trae a sus vidas a dos supervivientes heridos, uno de cada bando. Ivo los instala en cuartos diferentes, los cuida, los cura y les hace prometer no matarse. La casa del nórdico se convierte en un espacio neutral cuyo personaje central es el propio Ivo, que ofrece una preciosa muestra de liderazgo.  La serena autoridad que despliega es capaz de transformar a los dos enemigos que conviven bajo su techo en algo muy diferente. Por desgracia no basta para detener la guerra, y quien ha salido a matar acaba matando en cuanto el odio vuelve a ser anónimo. Queda, eso sí, la sencilla lección de humanidad y liderazgo de Ivo.

Esta no era una película fácil de resolver, pero el estonio Zaza Urushadze entra en el territorio del antibelicismo sin caer en ñoñeces ni demagogias, armado de un guión sencillo y contundente y gracias a la magnífica interpretación de Lembit Ulfsak en el papel de Ivo.

sábado, 30 de mayo de 2015

Teatro. Hedda Gabler



¿Es Hedda Ibsen?
Autor: Henrik Ibsen. Versión de Yolanda Pallín
Director: Eduardo Vasco
Reparto: Cayetana Guillén Cuervo, Ernesto Arias, Jacobo Dicenta, Verónika Moral
Sala: Teatro María Guerrero

Hedda, la guapa y estilosa hija del elegante capitán Gabler, se ha casado con Tesman, un mediocre aspirante a profesor, porque ya no tenía edad de andar bailando y porque casarse es lo que deben hacer las mujeres. Cuando vuelve de su viaje de novios y se enfrenta al vacío de su vida y al aburrimiento mortal que le inspira su marido, un viejo conocido aparece en su casa, de la mano de un juez, amigo del matrimonio, y de una antigua compañera de colegio de Hedda.  El amigo es un escritor ex alcohólico, que acaba de terminar  el manuscrito de una obra de gran valor. La compañera de colegio le adora, y Tesman le envidia. El juez observa y trata de sacar tajada. Hay varios triángulos funcionando al tiempo, pero sobresale en la historia el poderío de Hedda como figura central.

Hedda Gabler es un personaje que plantea muchas cuestiones, y la más interesante de ellas no es hasta qué punto estaba sometida la mujer en la sociedad de 1891, como tampoco lo es el análisis de los convencionalismos e hipocresías de la burguesía de la época. Me parece que la principal reflexión que lanza Ibsen a través de Hedda tiene que ver con el valor que requiere vivir, y con la maldad que puede desencadenar la cobardía. Hedda fabrica amargura porque se aburre, y se aburre porque no se atreve a hacer lo que quiere. Su amargura se lleva por delante el sentido de la vida y, por supuesto, su capacidad de amar.

La interpretación es más bien floja y la puesta en escena oscura y sin mucho sentido. A ratos los personajes parecen moverse a tontas y a locas y no se comprende bien la función de algunos elementos como el telón o el pianista. No sé si la versión de Yolanda Pallín es más o menos fiel a la intención de Ibsen, pero el interés de ir al María Guerrero está sobre todo en conocer a Hedda, un personaje que ha viajado bien desde el siglo XIX a nuestros días, con sus preguntas y sus contradicciones.

Me ha parecido interesante el comentario de Cayetana Guillén Cuervo: « Estoy convencida, tras leer mucho sobre la vida y las obras de Ibsen, que Hedda Gabler era él. El personaje es una mezcla de sus cobardías, sus carencias, sus anhelos. Él era una persona muy convencional en su vida, también un cobarde, y sufría por ello. Henrik Ibsen cruzaba los lítimites a través de sus personajes, y ellos hacían lo que él mismo no se atrevía a hacer”.

jueves, 28 de mayo de 2015

Cine. Suite francesa



Título original: Suite française
Duración: 107 minutos
Director: Saul Dibb
Guión: Matt Charman, Saul Dibb (Libro: Irène Némirowsky)

Dejé a medias la novela de Irène Némirowsky en la que se basa esta película, que se ve sin cansancio, pero que no acaba de enganchar. Lucille (Michelle Williams) y su suegra, la antipática Madame Angellier (Kristin Scott Thomas), viven la ocupación nazi en su pueblecito cercano a París. Lucille se casó obligada por su padre y ahora, con su marido en el frente, padece a una suegra autoritaria  y ruin que la detesta. Los nazis instalan en casa de los Angellier a uno de sus oficiales, y el enamoramiento entre el alemán y Lucille va cuajando a pesar de la estricta vigilancia de la suegra. Además asistimos a las mezquindades y cobardías que afloran entre la población del pueblecito, y a pequeñas historias que nos suenan un poco demasiado a ya vistas. Todo está bien ambientado y contado de manera correcta, pero a la película le falta gracia e innovación.