sábado, 29 de julio de 2017

Cine. Selfie

Autorretrato despiado

Título original: Selfie
Duración: 85 minutos
Director: Víctor García León
Guión: Víctor García León


    Bosco se hace un selfie en forma de película, o falso documental. Lo que retrata es lo que le ocurre a él, el hijo de un ministro encarcelado por corrupción, cuando su mundo se derrumba. El panorama que nos brinda va desde el super chalet del cual le desahucian hasta el Lavapiés profundo de los proyectos solidarios, en los que reina Podemos. 
   La película tiene muchísima gracia y el formato permite, sobre todo, el lucimiento del personaje principal, Bosco (magnífico Santiago Alverú), el cual básicamente es un pobre gilipollas que repite tópicos sin ninguna convicción y se apaña malamente en el mundo real.     Naturalmente, el padre delincuente es del PP; la identidad corrupta de este partido como tal es un paradigma de salida que el guionista no se molesta en elaborar. Pero no por ello está planteado el guion con ningún maniqueísmo. En el otro lado –el reino de Podemos- tampoco el personaje principal es un hombre puro. Y aquí y allá, en la Moraleja y en Lavapiés, los personajes son igualmente inanes: todos van dando tumbos sin salir del hoyo, manoseando tópicos para salvar el día a día, sin comprender nada y con la capacidad de expresión de un niño de diez años. Su visión del mundo es también, en ambos mundos, infantil y torpemente tramposa. Como contrapartida, hay un magnífico personaje, la ciega solidaria (Macarena Sanz), a la que su discapacidad dota de una visión irreal, y que paradójicamente parece tener las cosas más claras. Y hablando de visión, la madre de Bosco, que es vidente y se escaquea de ver lo que pasa en su casa, es también un personaje divertido.
   La película tal vez se alarga un poco al final, pero vale la pena porque cuenta con elementos memorables: los secretos del podemita solidario, la sorpresa de Bosco al ver las neveras de los desfavorecidos, su noche en casa de la asistenta, su cena con la familia de la novia, su aparición en el mitin del PP, su inmersión en el mundo de las personas con discapacidad… Lo dicho, una película inteligente y divertida, hecha con pocos medios y mucha gracia y con un formato innovador.

domingo, 9 de julio de 2017

Novela. Walter y su contratiempo, de Enrique Vila-Matas



Seix Barral. 303 pags.
Sobre literatura
   A pesar de ser bastante divertido, este es más un libro sobre literatura que un libro sobre la vida, y tal vez por eso no me ha sido fácil mantener el interés en él, pero sin duda es un libro interesante. Cuenta la historia de Mac, un parado de clase media alta, ávido e inteligente lector, que empieza un diario para ver si así logra entender en qué consiste escribir. Vive en el barcelonés barrio del Coyote, y es vecino de un conocido escritor que le tiene cabreado porque apenas le saluda. Mac acaricia continuamente la idea de reescribir una de las primeras novelas de su vecino, Walter y su contratiempo, y mientras aborda el proyecto va y viene por su barrio en una peripecia que corre paralela y a ratos se mezcla con las distintas tramas de la novela que quiere enmendar, de forma que lo que se nos narra es al tiempo una novela –la historia de Mac-, un libro de cuentos –los que contiene la novela del famoso escritor- y un ensayo sobre el hecho literario.
   Vila-Matas nos propone reflexionar sobre la razón de ser de la escritura, sobre la necesidad que tiene el escritor de contar con una voz propia y sobre la narración oral como fuente de esa cadena de repeticiones que es la literatura, mientras seguimos las andanzas de Mac, que es a un tiempo un erudito y un chiflado lleno se sentido del humor que corretea por su barrio.
    Walter y su contratiempo, la obra que Mac aspira a repetir a su modo, es la historia de un ventrílocuo que no logra tener más que una voz, y al introducirnos en ella Vila-Matas parodia a veinte escritores y pasea una mirada burlona por la tarea del cuentista mientras, paradójicamente, nos va narrando pequeñas y primorosas historias. “Escribir es tratar de saber qué escribiríamos si escribiésemos”, dice alguien en el libro. La novela destila un cierto cinismo del que Vila-Matas se redime en las sorprendentes páginas finales, que están llenas de belleza y que parecen plantear que la pureza de la narración oral –la de la Arabia feliz, la de los cuentos orientales- es, en el fondo, lo que sostiene todo el edificio de la literatura.

domingo, 2 de julio de 2017

Novela. La ley del menor, de Ian McEwan



Anagrama. 210 pags.
Grande McEwan
    
    Ian McEwan es un gran escritor y esta es una gran novela, a la altura de Expiación, de Sábado, y de aquella pequeña joya titulada Chesil Beach. Me encanta McEwan porque es un gran trabajador de la literatura. Su sensibilidad y su oficio nos brindan historias en las que nada sobra ni falta, minuciosamente documentadas, sostenidas por una primorosa escritura, atenta a cada detalle, sutil pero nunca superficial, con una densidad de sugerencias que contrasta con la economía de medios que utiliza. Apenas 200 páginas y ¡cuánto nos dice esta novela!
McEwan nos cuenta aquí la historia de Fiona Maye, una jueza con prestigio, de vida apacible, a quien la vida se le vuelve de pronto del revés. Por un lado, su marido le   pide permiso para tener una aventura, ahora que roza los sesenta.  Por otro,  en su puesto de jueza de familia le toca enfrentarse con un complejo dilema moral, el de decidir si Adam Henry, un chico de 17 años enfermo de leucemia, tiene derecho a rechazar una transfusión de sangre en cumplimiento de los preceptos religiosos que le marca su condición de testigo de Jehová. Ninguno de los dos conflictos nos lleva por senderos previsibles ni banales. 
     Fiona se sumerge en un alejamiento de su marido que le lleva a reflexionar sobre lo que ha hecho con su propia vida, y al tiempo entabla una relación con Adam cuyo desarrollo  literario es una joya de sutileza y encanto, una reivindicación de la inocencia y un recorrido por algunos de los escondites en los que se ocultan las respuestas cuando la vida de pronto parece no tener sentido: una relación inesperada, una mirada joven y pura, un beso que se escapa, alguien que pide nuestra ayuda, alguien que se va porque no quiere sufrir. En la vida suceden cosas que nosotros no propiciamos, pero que nos muestran lo que nos pasa y nos interpelan sobre quién somos y qué hacemos aquí. Fiona conoce a Adam Henry al tiempo que su vida de apacible matrimonio sin hijos se viene abajo. Y empieza a verlo todo con una luz nueva.
     No creo que sea esta una novela sobre la fe y la justicia, aunque sea este uno de sus hilos argumentales, ni mucho menos una historia sobre la fidelidad. Es más bien una novela sobre una mujer que aprende a vivir con una nueva conciencia sobre sí misma y sobre el mundo. La trama argumental que teje McEwan y las emociones que la pueblan son la luz que propicia ese cambio, ese despertar, lúcido y doloroso. Todo fluye y encaja como debe; todo está bien narrado y bien explicado; todo es creíble y sugerente. Grande McEwan.