sábado, 23 de septiembre de 2017

Novela. Un hombre enamorado, de Karl Ove Knausgard



Anagrama
640 pags.
 Hiperrealismo nórdico

    Es esta la segunda parte de las seis que conforman “Mi lucha”, un monstruo autobiográfico de enormes proporciones que goza de toda clase de alabanzas entre la crítica. Se trata de una  trama hiperrealista en la que el autor nos relata su propia vivencia de escritor, hombre enamorado y padre, y es fascinante cómo algo tan aparentemente sencillo puede lograr engancharte.  En esta segunda pieza, Karl Ove se nos presenta como un noruego que ha triunfado ya como escritor y que se aleja de su país y de su mujer para formar una familia en Estocolmo con Linda, un antiguo amor al que ha vuelto. 
    En el libro Karl Ove se  autodescribe sin complacencia alguna en una suerte de mega selfie continuado. Sale favorecido solo a ratos, con la cultura nórdica minuciosamente retratada como telón de fondo marcando sus relaciones familiares y amorosas, sus vida social y su responsabilidad como padre. Aunque a veces es inmensamente feliz, Karl Ove se debate con cierto desasosiego en más de un conflicto, y nos lo cuenta sin contemplaciones. Su identidad noruega se enfrenta al mundo sueco; su amor a Linda se opone a su voluntad de estar solo; su condición de buen ciudadano convive con sus tremendas borracheras; sus ganas de ser un buen padre y la ternura que le inspiran sus niños se contradicen con el profundo aburrimiento que le produce su crianza; las mil pequeñas rutinas que se requieren para sobrevivir en familia –cocinar, fregar, cambiar un pañal, hablar con otros padres, asistir a las clases de parto- comparten sitio en su vida con el activismo frenético de su mente literaria y con el estímulo que le producen sus amistades intelectuales. Eso es el libro; no hay mucho más. El convertir todo ello en una novela interesante requiere un talento excepcional. Y Karl Ove Knasusgard lo tiene.

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