La Huerta
Grande
238 pags.
Un mundo áspero y desabrido
Conocí a Lucrecia Zappi en la librería Los
Editores, donde presentó esta novela, a la que se refiere en la dedicatoria que
me escribió como “western paulistano”. He recordado estas palabras más de una
vez a lo largo de mi lectura, y he reconocido las trazas del western en la
aparición de un extraño amenazador en un mundo pequeño, que en este caso no es
una aldea del oeste americano, sino un edificio perdido en algún lugar de Sao Paulo,
en el que vive su gris existencia el joven matrimonio formado por Marcela y Oscar. El extraño se
llama Nelson, y allá en los años 80 tuvo una turbulenta relación con sus nuevos
vecinos. Ahora vuelve a sus vidas para perturbarlo todo.
Áspero y picante, agrio y desabrido, son los
sinónimos que nos propone la RAE para la palabra acre, y así es esta historia: difícil
de leer, árida. Lo es por lo turbio y obsesivo de la trama, y también porque
nos sitúa en un mundo poco reconocible, opaco. Ni los lugares ni la época me
son en absoluto familiares, y tampoco la autora los ilumina apenas, preocupada
fundamentalmente por sus personajes. Son escenarios que apenas se ven físicamente. Sin embargo, sí se
percibe en ellos un par de elementos constantes, y son la violencia y la
degradación. Se manifiestan de forma evidente en algún episodio, y se perciben
más soterradamente entre los indigentes y los travestis que acampan junto al
edificio, en el ambiente de las pandillas
del pueblo donde transcurrió la primera juventud de Marcela, Oscar y Nelson, en el oscuro pasado de este último y en la
amenaza que representa. De forma que estamos ante un escenario apenas iluminado
en el que van dibujándose de forma muy sutil los personajes y sus emociones:
los celos, el odio, la resignación. Un mundo áspero y desabrido.
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